Las Fuerzas Armadas trabajaron en cuadrillas compuestas por 6 u 8 soldados, coordinados por un cabo. Ellos cooperaron de sol a sombra para adelantar el proceso de demolición de las casas. El teniente coronel Mauricio Andrés Calvo Restrepo, gerente por parte del Ejército del Convenio 141 de 2021, cuenta que hubo cerca de 388 hombres y mujeres trabajando en las islas, incluido el equipo de construcción y sanidad. Miembros de una de las cuadrillas contaron que lo que vivieron fue una experiencia única, por lo que haber tenido la oportunidad de conocer el Archipiélago mientras representaban al Ejército Nacional los hace sentir orgullosos.
“Trabajar en Providencia fue una oportunidad que no hubiera tenido de otra manera, ya que el costo de vida de la isla es elevado y su acceso es complejo”, explica el soldado Michael Padilla. Ayudar a la comunidad y convivir con otra cultura en el mismo país los sorprendió, “nos encariñamos, recibimos mucho apoyo de las familias”, dice el soldado Jonathan Gamboa, mientras que su compañero Juan Esteban Hernández termina afirmando que Providencia “es una tierra llena de riquezas por su gente y paisajes”.
Para la cabo Angie Camila Bravo, una de las mujeres que dirigió cuadrillas, trabajar rodeados de agua fue una experiencia especial, “fue sorprendente estar en una isla, lo mejor fue que trabajamos al lado de la comunidad, contando con su apoyo constante”. Muchos llegaron con experiencia en obras; por ejemplo, el soldado Jesús David Murillo es egresado de un colegio técnico industrial, por lo que esta fue una oportunidad única para aplicar sus conocimientos.
“Después de esta experiencia, me encantaría seguir trabajando en construcción, creo que el trabajo en la isla reforzó mis conocimientos y quiero seguir en la carrera”, dice con una sonrisa. Por su parte, el soldado Jonathan Berrio explica que en Providencia aprendió a operar maquinaria de construcción, conocimiento que le da satisfacción. Así mismo, asegura que “era bonito ver en las personas la cara de felicidad cuando veían cómo avanzaban sus casas”.
El soldado Yolmar Herrera cuenta que él, siendo de Apartadó, tuvo experiencia en construcción en tierra caliente, “allá es el pan de cada día, pero nunca pensé llegar hasta aquí, de pronto a San Andrés, pero a Providencia se necesita un transporte más, es como el atril del país, la punta desde la cual se ve todo. Además, conocer una cultura diferente, con su propio idioma, fue extraordinario”.
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