lLa casa de Crispín Genaro Newball Archibold, de dos pisos, fue edificada con cemento debido a que durante el huracán Beta, en 2005, su vivienda de madera salió volando, por lo que él decidió no reconstruirla igual, lo que implicó un esfuerzo extra. “Yo fui construyendo paso a paso; primero hice las columnas y la placa del piso, después fui recogiendo material, acumulando, y cuando vi la oportunidad de hacer la placa del segundo piso la hice, poco a poco. Fue una obra de 15 años y ahora se ven los resultados”, explica.
Su casa fue refugio para 13 personas durante el huracán Iota, entre las cuales estaba incluida su familia y vecinos, pero luego se unieron otros, que perdieron su vivienda por los fuertes vientos. Crispín cuenta que “como se volaron la puerta y las ventanas, la única condición para que la gente se refugiara era que nos ayudaran a limpiar la casa por dentro, ya que estaba llena de hojas. Vivimos casi un mes con la comunidad, cocinando y brindando a todo el mundo. Entre todos nos resguardamos. Uno podía estar un poco incómodo, pero había techo para cubrirnos”.
Al día siguiente del Iota se comenzaron a escuchar los aviones pasar, ninguno aterrizaba, hasta que la cuarta aeronave lo hizo. “Pensamos que los sobrevuelos mostraban tanta destrucción que se devolvían a recoger las bolsas para los muertos. El cuarto vuelo aterrizó y al rato vi que venía un grupo de personas caminando desde el aeropuerto hacia mi casa, me di cuenta de que el Presidente los encabezaba, salí a la carretera, me acerqué y lo recibí”, dice Crispín, aclarando que esta era la primera vez que veía de cerca al Presidente Iván Duque, lo conocía solo por televisión.
Lo primero que el mandatario le preguntó fue cuántos muertos hubo por el huracán, a lo que él respondió que solo se tenía noticia de un muerto y de dos desaparecidos; a lo que el Presidente dijo: “todos los muertos valen, pero uno entre 5.000 es victoria ”, y se echó a llorar, narra Crispín emocionado, “realmente creo que tenemos un Presidente muy humano”. Ese día y los siguientes que pasaron, Crispín acompañó al Presidente Duque en sus recorridos por la isla, pero solo fue hasta el tercer día que lograron dar la vuelta completa, atravesando árboles caídos y otros obstáculos en la vía.
“El Presidente no se detuvo ante nada, la verdad es que quería recorrer todos los rincones para ver con sus propios ojos cómo estaba la isla, además, en Providencia puede andar confiado”, asegura Crispín.
El Presidente Duque quedó muy agradecido con Crispín, por esa razón recuerda en sus discursos la ayuda que recibió de él después del Iota, el recorrido que hicieron juntos y a sus pequeños nietos, cada vez que tiene la oportunidad.
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