HISTORIAS DE PROVIDENCIA

Una casa divina y un motor nuevo

07 de Septiembre de 2022

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Esto cuenta Juan Pedro Jay, agradecido con Dios por la vida pues, a sus 45 años, nunca había vivido una experiencia como la de aquel 16 de noviembre de 2020, cuando el huracán Iota tocó tierra en Providencia. “Juan Pao”, como le gusta que lo llamen sus amigos, buscó refugio en una casa aledaña en el sector de Pantanbeach con sus tres hijos, su nieta, su esposa y su mamá, mientras la furia del huracán arrasaba con la calma que caracteriza a la hermosa isla.

“100% raizal”, así, entre sonrisas, es como se define Juan Pao, un hombre de padres raizales que dedica su vida a la pesca. Pertenece a la Cooperativa de Pescadores de Providencia, destina sus martes y viernes a bucear para pescar langostas y caracol, mientras que los lunes, miércoles y jueves va en su “lanchita”, como él la llama, a pasar sus días entre el mar de los siete colores, que le da el sustento diario. Tras cuatro meses sin poder pescar por el daño de su embarcación, Juan Pao cuenta que fue uno de los beneficiarios de la Cooperativa.

“Me dieron un 50/400 Yamaha”, motor que usa ahora para adentrarse al mar y poder pescar junto a los más de 40 compañeros que hacen parte de esta asociación. Vive agradecido con Dios porque le dio la oportunidad de vivir y poder reconstruir su casa pues, como buen padre, vive preocupado por sus hijos, su esposa y su nieta.

La casa está ubicada en Pantanbeach
La casa está ubicada en Pantanbeach

“Uno al ver que después del huracán le van a dar una casita se siente bien, yo estuve pendiente de los trabajadores, hasta me hice amigo de ellos. La casa quedó divina, le tengo que agradecer de corazón a la señora Sandra Gómez, quien estuvo pendiente de todo”, asegura.

Durante 22 días, lo que tomó el proceso de construcción, vivió con su familia en la casa de cemento de su hermano, mientras, poco a poco, veía cómo se levantaba su vivienda nueva. Ahora, en su nueva y equipada casa disfruta su tiempo en la cocina, pues asegura, muy humildemente, que es bueno para cocinar y que, a pesar de ser pescador, su fuerte es la carne.

Entre risas nos despedimos de Juan Pao, quien después de haber pasado momentos agobiantes se mantiene jocoso, servicial y caballeroso, pero sin poder olvidar aquella madrugada del 16 de noviembre, ya que pasar por esos duros momentos le dejó amigos nuevos y una “casita divina” para toda su familia.

Lo invitamos a conocer esta y más historias de vida en "Historias que mueven"